Director: Don Miller
Consejera creativa: Lina Botero Zea
Año: 2019
El documental,
producido por Lina Botero Zea con la dirección de Don Miller, sobre el pintor colombiano
reconocido mundialmente Fernando Botero, recorre varios momentos de la
vida del artista, a partir de su propia narración y la de sus 3 hijos. Esta
acompañado con la presentación de algunas de sus obras pictóricas y de sus
esculturas. Son descritos los hechos que vivió y las circunstancias
personales que enfrentó, pues como el pintor lo manifiesta "Uno no puede
escapar a su tiempo".
Sus inicios en
Medellín, donde nació y muy niño quedó huérfano, lo marcó puesto que "todo
el arte grande que existe fue primero parroquial". Muy pronto, gracias a
los $7.000 que ganó por el premio nacional de pintura viajó a Europa. Estuvo
conociendo los grandes pintores en Italia, Francia y España.
También vivió en
Nueva York, donde, como lo expresa el artista y una de las curadoras entrevistadas,
persistió en el arte figurativo, a pesar de que el arte abstracto era el de
vanguardia y lo demás lucia anacrónico. En esa línea encontró su propio estilo,
característico por el colorido y el volumen en su obra.
"Un día hice
un dibujo de una mandolina de rasgos muy generosos y en el momento de hacerle
el hueco a la mandolina se lo hice muy pequeño. Pero mucho más pequeño y la
mandolina adquirió unas proporciones fantásticas. Me puse a verlo y a
preguntarme “¿bueno, aquí que pasó?". Mi talento fue haber reconocido que
algo había pasado".
En París se nutrió
de los pintores expuestos en los grandes museos, destaca su especial admiración
por Piero Della Francesca y dentro de los pintores contemporáneos por Picasso,
con quien compartió después de su fallecimiento, una exposición.
Resulta destacable la
sinceridad del pintor sobre su pasión por la pintura, un oficio al que dedica
varias horas cada día y que aún hoy, a sus 87 años, continúa haciendo; así mismo,
su ambición para ser el mejor pintor del mundo "En América latina uno
queda feliz con pintar mejor que el vecino y eso no significa nada...se
necesitan modelos de perfección".
Afirma que un
pintor famoso solo tiene un estilo único durante toda su vida artística
"cambiar de estilo es como cambiar de convicciones... Para cambiar de
estilo se tiene que cambiar de manera de pensar".
El documental
resalta hechos que marcaron la vida de Botero y que por tanto refleja en sus
pinturas. La muerte trágica de su hijo Pedrito, a quien se dedicó a dibujar
durante los 8 meses siguientes al deceso. La violencia de la mafia en Medellín
en los años 80's, a través de las representaciones de Pablo Escobar, de
las matanzas y de los entierros colectivos. Las torturas y abusos practicados
contra los presos musulmanes por parte de carceleros de Estados Unidos en Abu
ghraib, Iraq, que fueron inspiración para una serie de pinturas y dibujos.
Los hechos
dolorosos están matizados con obras alegóricas a las corridas de toros, la
familia, el circo, los bodegones y los jarrones de flores llenas de humor y de
color.
La creación de sus
esculturas monumentales en bronce fue otra apuesta del pintor que lo llevó a
aprender del trabajo en tercera dimensión. En Pietrasanta, donde se conservan
talleres de fundición con trayectorias centenarias, es donde trabaja sus obras.
Las generosas
donaciones de Botero tienen mención en el documental. Su colección privada de
grandes pintores del arte universal la entrego al banco de la Republica de
Colombia; Incluso, después de haber expresado su decisión de donarlas, compro
nuevas obras para ampliarla. El museo de Antioquia recibió otra parte de sus
cuadros y la ciudad de Medellín de sus esculturas gigantes. La universidad de
Berkeley, en California, recibió la donación de la serie de Abu ghraib.
Botero es el pintor
vivo con mayor número de exposiciones internacionales, muchas de ellas
realizadas en escenarios al aire libre (China, Paris).
El documental
dedica mucho tiempo a su familia, y aunque para Fernando Botero sus dos
pasiones son la familia y la pintura, parece exagerado el protagonismo que
sus tres hijos tienen en él. Se resiente en cambio el espacio
prácticamente nulo a los pintores colombianos o a pintores del arte universal
diferentes a los ya mencionados. Igualmente hay una mención muy pobre a su
esposa, la artista Sofía Vari, con quien ha compartido los últimos 40 años de
su vida.
En el balance, a
pesar de las carencias manifestadas, el documental resulta muy positivo,
especialmente por las palabras de Fernando Botero, que muestra las facetas
artística y personal y destacan su compromiso y dedicación a su oficio e irradian sinceridad
y honestidad.
Una suerte que este
homenaje se haya podido hacer en vida del artista.
*Se toman apartes
de la entrevista realizada a Botero por Ana María Escallón, en 1992, la cual
acompañó el calendario propal. Los temas se mencionan en el documental.
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