jueves, 29 de junio de 2023

VIVIR


Es muy llamativo que alrededor de esta película de 2022, adaptación de la exitosa cinta del mismo nombre de 1952, se convoquen nombres tan importantes del cine y de la literatura tal como veremos a continuación.

El origen de las dos películas mencionadas se encuentra en el libro “La muerte de Ivan Ilich” del reconocido y admirado autor ruso León Tolstoi, quien continúa teniendo, después de un siglo, enorme vigencia. La novela refiere la historia de Iván Ilich, un abogado vinculado con el servicio público, quien desarrolló su carrera como miembro del tribunal de justicia y contrajo, siendo muy joven, un matrimonio formal del que muy pronto se aburrió. Tolstoi nos recrea la vida del burócrata que se acomoda y cuyos esfuerzos se limitan a mantener su puesto, con poca preocupación del servicio a los ciudadanos: “había hecho la carrera propia de individuos que, aunque notoriamente incapaces para desempeñar cargos importantes, no pueden ser despedidos a causa de sus muchos años de servicio”. Al tiempo, el autor hace referencia a los sinsabores de la relación con su esposa: “…comprendió que la vida conyugal, si bien ofrecía algunas comodidades, era, en suma, bastante complicada y difícil”. El punto de inflexión de la narración se presenta cuando Iván se enfrenta a una enfermedad que lo va mermando y lo conduce a ser consciente de su propia muerte.

Las reflexiones alrededor de la forma en la cual vivió Iván, lo cuestionan: “Quizá haya vivido como no debía… ¿cómo es posible, cuando lo hacía todo como era menester?” “Si abandono la vida, la conciencia de que eché a perder cuanto me fue dado y de que ningún medio hay para remediarlo, ¿Qué significa esto?”. Paralelamente el autor nos remite a la situación en su oficina cuando los subalternos se enteran de la enfermedad de Iván y surgen las mayores preocupaciones sobre quien ocupará la vacante que vaya a dejar o acerca de cómo se ha de mover la cadena de ascensos y las expectativas alrededor de esta situación: “El sencillo hecho de enterarse de la muerte de un allegado suscitaba en los presentes, como siempre ocurre, una sensación de complacencia, a saber: “el muerto es él; no soy yo””.

El autor concluye su novela con el entierro del protagonista, pero a lo largo del libro la inminencia de su muerte sirve de excusa para resaltar ese balance que hace sobre su vida y para describir los pensamientos tanto de familiares como de compañeros de trabajo alrededor de un personaje que no dejó grandes huellas en ellos.

Esta introducción sobre el libro, cuya lectura vale la pena, sirve para entender la construcción del guión en las dos películas mencionadas. Ambas se centran en la persona del protagonista más que en su vida conyugal, puesto que se le trata en ellas como un viudo que ha quedado a cargo de su hijo. Ambas dan relevancia al hecho de hacer conciencia sobre la muerte ante la realidad de una enfermedad terminal. En los dos casos se apela a una última acción a favor de la comunidad con la cual el protagonista busca redimirse de su desidia por años en el servicio público.

“Vivir”, la película de Akira Kurosawa (1952) es considerada una obra maestra del cine japonés. La película incluye una voz en off y flash back que nos dan cuenta de la tragedia de Watanabe, su protagonista, interpretado por Takashi Shimura (actor icónico de este director). Es una cinta en blanco y negro que recurre a primeros planos que reflejan las emociones de este burócrata que siente que ha pasado sin relevancia por la vida, “hace 25 años está muerto”, “no quiere que se den cuenta que pueden vivir sin mí” un chiste que hace alguien en la oficina pero que lo identifica a él. Es característico así mismo el juego de luces y sombras de este director en las diferentes escenas. Watanabe quiere entender de lo que se perdió en la vida y busca la manera de relajarse y divertirse con un escritor al que encuentra en un bar pidiéndole que le enseñe a disfrutar. Igualmente busca la compañía de una joven colaboradora de su oficina, en quien ve la vitalidad y las ansias de goce que a él le han faltado. A través de estas relaciones se desarrollan los diálogos más profundos de la película y a los cuales el director les da mayor importancia.

Por otra parte, la película del mismo nombre “Vivir” (o Living) de 2022, basada como se dijo en el filme de Kurosawa, está dirigida por el Sudafricano Oliver Hermanus y su guión fue escrito por el premio Nobel Kasuo Ishiguro, británico de origen japonés. Aunque conserva muchos de los aspectos fundamentales de la película anterior, está, a mi modo de ver, más centrada en los acontecimientos que en las reflexiones mostrando aspectos cotidianos de la vida de Williams su protagonista, interpretado por un destacado Bill Nighy. Destaca la relación fría con su hijo y con los compañeros de trabajo y la amistad que encuentra al final de sus días con la colaboradora que de él dependía. En esta cinta se da más espacio a la solicitud que hace la comunidad de un parque para el barrio, la cual debe tener la aprobación de la oficina de Williams y de otras instancias gubernamentales y a los esfuerzos que éste hace al final de sus días para lograrlo, a pesar de los trámites a los que debe someterse. Dicho propósito contrasta con la pasiva actitud que por años tuvo Williams con reclamaciones similares.

Hay coincidencias en los finales de las dos películas que tratan de reivindicar una acción positiva que permitió morir en paz a su protagonista y con la escena de la velación donde los compañeros destacan el cambio de actitud que tuvo su jefe, dándole diferentes interpretaciones. En la última parte ambas muestran a los funcionarios con los cuales trabajaron sus protagonistas, asumiendo el compromiso de laborar con más conciencia y con el propósito de resolver los problemas de los ciudadanos, lo que parece muy esperanzador, pero de los que muy pronto, como se ve en el remate, todos se olvidan.

Una y otra película, la de 1952 y la de 2022 conservan el espíritu de la novela de León Tolstoi, sobre todo porque hacen evidente el espejo en el cual nos tendremos que ver reflejados cuando enfrentemos el final de nuestras vidas y surjan las reflexiones sobre lo que hicimos durante ella. Creo, sin embargo, que la película de Kurosawa difícilmente podrá ser superada no solo por la profundidad de sus diálogos sino por la técnica impecable con la que fue rodada.

La película “Vivir” de Akira Kurosawa se puede buscar en Google como ok.ru+vivir+Akira Kurosawa.

La película “Living” de Oliver Hermanus se puede ver en la plataforma de Apple TV

El libro “La muerte de Iván Ilich” se puede leer en esta dirección: https://ciudadseva.com  en donde además se pueden encontrar otros cuentos del autor así como de otros autores clásicos.



 

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