lunes, 14 de febrero de 2022

REGRESO A HOPE GAP Y UN HOMBRE PERFECTO


Dos películas muy diferentes permiten abordar uno de los problemas que se ha agravado con esta pandemia: la soledad, a la cual, por una u otra circunstancia nos vemos abocados los seres humanos en algún momento de nuestras vidas.

Una de las cintas se desarrolla a partir de la situación de una pareja en su edad madura que enfrenta una crisis en su matrimonio. La otra, es una película de ficción que pretende reflexionar sobre cómo se llena el vacío de una pareja, de personas que viven solas, gracias al acompañamiento de robots construidos mediante la inteligencia artificial.


REGRESO A HOPE GAP


Director: William Nicholson
Año: 2019
País: Reino Unido
Reparto: Annette Bening, Bill Nighy, Josh O’Connor

El título hace referencia a una playa situada cerca de los acantilados de un pequeño pueblo en East Sussex, Inglaterra, donde ha transcurrido la vida de una pareja que ha compartido 29 años de sus vidas. Los paisajes pintorescos, pero de una profunda desolación, sirven de fondo a los diálogos de Grace y de Edward y a las conversaciones que cada uno, separadamente, tiene con su hijo Jamie, quien ya no vive con ellos, pero a donde pernota los fines de semana. Así mismo, los extractos de la poesía de Yeats y de otros poetas, los cuales son objeto de estudio por parte de Grace, acompañan con una voz en off las caminatas de sus protagonistas y permiten enmarcar los distintos momentos.

La crisis matrimonial es un hecho que la pareja se niega a discutir pero que difícilmente se puede soslayar, pues la comunicación ya inexistente impide ocultarlo. Sin embargo, cuando Edward comunica a su hijo y luego a su esposa la decisión de marcharse porque está cansado y quiere hacer su vida con otra persona, los toma a ambos por sorpresa: sabían que la relación estaba marchita, pero creían que así podría continuar. Se aferraban uno al otro por temor a la soledad.

Las preguntas que Grace hace a su marido sobre si son felices, o sobre aquello que lo haría feliz a él, cuestionan la inercia de un matrimonio que sobrevive solo porque ninguno de los dos se anima a hacer algo diferente; hasta que un día todo se viene abajo cuando el más débil de la pareja, de manera abrupta, toma una decisión que el otro no espera.

Las reflexiones de Edward, profesor de historia, lo llevan a retrotraer experiencias de otras épocas como la de Napoleón durante la invasión a Rusia donde las “estrategias de supervivencia” condujeron a que muchos hombres fueran abandonados por sus compañeros abandonándolos vivos y desnudos en la nieve. O cuando el tren que llevaba a los heridos en el vagón de equipajes, pasaba con velocidad por los pantanos rusos buscando que éstos fueran arrojados sin que nadie se diera cuenta y “nadie miró atrás”, como se repite Edward una y otra vez para darle justificaciones a su decisión.

Después de ese quiebre matrimonial viene la depresión más profunda para quien se siente abandonado, Grace en este caso, la cual se niega a aceptar que las cosas no volverán a ser lo que eran. El diálogo entre los dos esposos, pero sobre todo entre padre e hijo sobre las razones para esta determinación, un poco tardía que toma Edward, es muy aleccionadora. Argumenta que él y Grace pensaron que eran el uno para el otro y esto no era así; Grace, según su esposo, construyó una imagen de él que no correspondía a la realidad. Su nueva pareja en cambio, no tiene demandas ni expectativas, solo amor.

Grace por su parte, reclama atención de su hijo en la depresión que le sobreviene luego de su separación y busca explicaciones a su nueva situación en los diálogos que con él mantiene. Jamie entiende que la profunda tristeza de madre puede conducirla al suicidio y entonces en una conversación realmente conmovedora, por la transparencia con la cual hablan ambos, le pide que permita tener una despedida antes de cualquier decisión fatal. Esta es, tal vez, la mejor escena de la cinta.

La actuación de los dos protagonistas es sobresaliente. La conocida Annette Bening atraviesa por varias etapas en la evolución del filme y es capaz de mostrar en sus facetas como esposa, madre, amante de la poesía, los diferentes momentos anímicos, sin velos, sin concesiones. Es una mujer que se siente vulnerable y no puede esconderlo. Así mismo, Bill Nighy representa el papel de un hombre que, a pesar de su pusilanimidad, un día estalla y no da marcha atrás en su decisión, pero le produce aflicción el dolor que causa a su pareja.

Con paisajes de mar, de playas, de profundos acantilados, y con una cámara que no abandona esa mirada en perspectiva, acudimos al fin de una relación pero al mismo tiempo al renacer de nuevos proyectos que permiten a los protagonistas sobrevivir a la crisis.

 

EL HOMBRE PERFECTO


Directora: María Schrader
Año: 2021
País: Alemania
Reparto: Maren Eggert, Dan Stevens, Sandra Huller, Hans Lon

¿Puede un robot, construido a partir del estudio profundo de una persona, en este caso una mujer, servir de compañía y suplir la soledad en todos los aspectos de la vida: el sentimental, el sexual, el de la simple cotidianidad o el de la comunicacion? Esta es la pregunta que plantea esta película.

Una empresa desarrolladora de robots construye un prototipo de humanoide a partir de las preferencias y expectativas de Alma, su protagonista, respecto de lo que sería su pareja ideal. El robot ha venido perfeccionando su algoritmo a partir de información clave sobre ella. Alma es una mujer profesional, joven, soltera, vinculada al museo de Pérgamo, en Alemania, como investigadora de culturas antiguas. El experimento al cual se somete la mujer, a partir de la convivencia entre un humano y una máquina, busca determinar si los robots podrán en un futuro casarse, trabajar, obtener derechos, etcétera.

Lo que empieza con un escepticismo total por parte de Alma, quien duda profundamente que el robot, de nombre Tom, pueda representar para ella una compañía, termina desatando situaciones que la llevan a tener una opinión distinta. La comunicación que empieza a tener Alma con Tom, quien conoce las habilidades, gustos, antecedentes familiares de ésta y que lo convierten en un inteligente interlocutor, permiten un acercamiento que Alma no había calculado pues como el humanoide manifiesta “mi algoritmo está diseñado para hacerte feliz”.

Cuando Alma escribe su evaluación final, obligada como parte del experimento, deja plasmadas reflexiones profundas: “¿Realmente se pretende que todos los humanos satisfagan sus necesidades con solo apretar un botón? ¿No es nuestro anhelo insatisfecho, nuestra imaginación y nuestra búsqueda interminable de la felicidad, las fuentes de humanidad? Si permitiéramos a los humanoides como esposos, crearemos una sociedad de adictos atiborrados y cansados de tener necesidades satisfechas permanentemente y de un flujo constante de reconocimiento personal”.

Después de estas preguntas, ¿Cuál es entonces la recomendación de Alma respecto a la convivencia de un humano y un robot?

El final de la cinta nos lo dirá.



 


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