Claramente ambas se salen del cine convencional. Tienen en común su enfoque en historias que resaltan dramas humanos profundos, con vigencia permanente, como la soledad, el resentimiento, el dolor, el amor y al mismo tiempo involucran temas contemporáneos como las nuevas tecnologías, las redes sociales y el mundo del espectáculo. Estos asuntos son presentados, en ambos casos, con una combinación de realidad y de fantasía, un destacado sentido estético y unas bandas sonoras muy bien integradas a sus guiones.
Particularmente, las dos películas me resultaron difíciles de ver y de asimilar, pero tienen una peculiar narración cinematográfica, una propuesta innovadora y un abordaje de temas sensibles desde una perspectiva distinta por lo cual no se deben dejar de apreciar. A veces resultan siendo demasiado crudas, otras demasiado fragmentadas o en ocasiones abordando varios temas al tiempo. Muchos interrogantes quedan para el espectador cuando finalizan las cintas, con más preguntas que respuestas, pero con un reconocimiento a la creatividad y a las nuevas apuestas de los directores a cargo.
TITANE
Director: Julia Ducournau
Año: 2021
País: Francia
Reparto: Vincent
Lindon, Agathe Rouselle, Garance Marillier
Un padre, Vincent, sufre un accidente con su hijo pequeño, quien tiene que ser sometido a una operación en la cual le insertan placas de titanio en su cabeza. Por alguna razón que no queda clara, el niño desaparece. La película hace una elipsis y nos presenta diez años más tarde a una mujer en su edad adulta, quien trabaja como modelo en la exhibición de vehículos y es motivo del deseo de los hombres que asisten a sus presentaciones.
En la cotidianidad de Alexia, quien así se llama la mujer, la película recrea escenas muy eróticas del baile con el cual ella atrae a sus seguidores y de su pasión por los autos, en secuencias que la insinúan incluso teniendo sexo con estos carros (algo que recuerda la película “equus” y la adoración del protagonista por los caballos). Paralelamente a su oficio, Alexia protagoniza una serie de asesinatos que obedecen a su deseo frenético de desquitarse del mundo pues, entenderemos después, ella ha perdido toda confianza con la gente y con todo lo que la rodea. Escenas de violencia muy crudas son presentadas en estos crímenes, lo cual nos recuerda a un director como Quentin Tarantino en su película de “Kill Bill”, donde también una mujer es la autora de crímenes por venganza.
Cuando Alexia es identificada como la autora de los asesinatos es conducida a prisión, y en consideración a que tiene un implante de titanio, aparece Vincent, quien habiendo perdido el rastro de su hijo cuando estaba pequeño, asume que Alexia, ahora disfrazada de hombre, es aquel hijo desaparecido. Con esta nueva identidad, Vincent se lleva a Adrián (quien antes era Alexia) a vivir a su casa. Lo que viene después es una convivencia difícil entre el padre y su supuesto hijo, con muchos obstáculos y reticencias al principio, que se va convirtiendo en una relación de mutuo acompañamiento permitiendo unir esas soledades.
La película tiene claramente dos partes. En la primera, se nos presenta la vida de Alexia llena de excesos y banalidad; en la segunda, la vida compartida entre Vicent y Adrián en una nueva faceta donde dos seres, que siguen siendo distantes, rescatan el amor y la compañía que pensaron que nunca iban a volver a tener. Uno y otro son conscientes de que no son padre e hijo, pero construyen una relación como si lo fueran.
El final es dramático, pero sigue fiel al desconcierto y a la mezcla de realidad y fantasía presente a lo largo del guion, revelando el poder de los sentimientos.
Las escenas de este filme pasan de la belleza y la sensualidad a una profunda crudeza. Hay un acompañamiento musical permanente que sigue el movimiento de sus protagonistas en el baile, las fiestas y el gusto por las canciones. Unas actuaciones por parte de Vincent Lindon, quien interpreta a Vincent y de Agathe Rouselle en el doble papel de Alexia y de Adrián, con pocos diálogos y profundos silencios, que reflejan el sufrimiento de cada uno.
En resumen, una película que no pasa desapercibida, aunque nos cueste captarla en su dimensión, que se enmarca en lo que un crítico de cine francés (James Quandt) llamó “la nueva ola del extremismo francés”, donde hay una tendencia hacia la provocación, lo violento, lo explícito. “Preferí participar en la construcción de algo nuevo y ver si una nueva ola era posible”, afirmó la directora en una entrevista al diario “El País”.
De la directora: Julia Ducournau nació en Paris en 1983. Es la guionista de sus películas. Se constituye en la segunda mujer en conquistar la palma de oro en Cannes (después de Jane Campion con su película “El piano”).
ANNETTE
Director: Leos Carax
Año: 2021
País: Francia
Reparto: Adam
Driver, Marion Cotillard, Simón Helberg
Con el encanto de una pareja de artistas en plena efervescencia de su amor, esta película arranca mostrándonos el comienzo de dicha relación. Ella, Ann, es una cantante de ópera; el, Henry McHenry, es un actor de comedias en vivo. Ambos son en el centro de atención de los medios de comunicación y de las redes, pues representan el dúo de moda.
Una vez deciden casarse y tienen su primer bebé, las carreras profesionales de Ann y de Henry empiezan a alejarlos pues el éxito que logra cada uno es bastante desigual. Ann gana en reconocimiento y aceptación mientras que Henry entra en decadencia y es rechazado por el público que antes lo adoraba.
La segunda parte de la película se concentra en Annette, la pequeña hija de ambos, quien tiene el don del canto y empieza a ser explotada comercialmente por su padre después de la muerte de Ann. Henry ve en ella la posibilidad de conseguir el prestigio y el dinero que él ya no logra alcanzar con su oficio.
Todo lo anterior, que parece corresponder a un guion muy previsible y manido, tiene varias particularidades en la construcción cinematográfica. Annette es representada por una muñeca que puede hacer prodigios no logrados por un humano. Todos los parlamentos son cantados, a modo de musical, aunque no el clásico pues mezcla escenarios de teatro y de la vida cotidiana. Los integrantes de la agrupación Sparks* fueron los autores de la música y del guion de la película. El prólogo con el cual se inicia la cinta, presenta al director y a los actores interpretando la canción “So May we start” (entonces podemos empezar) invitando al espectador a participar del show que va a ver y resaltando que se trata de la puesta en escena de un espectáculo.
Con fragmentos en ocasiones pesados, la película presenta una composición audiovisual que permite ver por capítulos la actuación de sus protagonistas: Ann en sus presentaciones en la ópera, Henry en su show en vivo, después Annette en conciertos, mostrando cada personaje sus propias destrezas. Al final, sin embargo, se revelan individuos que no son los que idealizan los medios, sino que deben enfrentar las debilidades, fracasos y angustias como cualquier otro ser.
La gran actriz Francesa Marion Cotillard hace el papel de Ann. Adam Driver, quien interpreta a Henry, se roba el protagonismo y buena parte de la cinta recae en su actuación. A pesar de los muchos aciertos de esta película, especialmente por lo novedoso de su propuesta y por abordar temas de actualidad del mundo del espectáculo, el filme tiene altibajos que dejan un sabor agridulce.
Del Director: Leos Carax nació en Francia en 1960. Es Director, guionista, actor, crítico de cine. Otras películas del director son: “Holy motors”, “Los amantes del puente”, “Mala sangre”.
*banda de rock estadounidense liderada por los hermanos Ron y Rusell Mael, surgida en Los Ángeles a principios de los 70’s..
