miércoles, 21 de julio de 2021

 


JUANES Y J BALVIN
Dos talentosos paisas en documentales de Amazon Prime

Se trata de dos documentales muy diferentes, el de J Balvin sobre los 8 días que precedieron el concierto en Medellín en noviembre de 2019; el de Juanes, sobre su nuevo disco “origen”. Ninguno de los dos es especialmente destacable desde el punto de vista cinematográfico, pero tienen algo en común: nos acercan a dos personajes muy talentosos y sobre todo muy auténticos, y por esta razón vale la pena verlos.


JUANES “ORIGEN”

Alrededor de su último álbum discográfico “origen”, Juanes recrea las canciones que fueron decisivas en su formación artística y con ellas nos acerca a los artistas que las interpretaron. Escoge 12 temas y decide tocarlos con su banda, acompañándolos de ritmos diferentes a los originales. Acude a conversaciones con artistas contemporáneos, autores de algunas de esas canciones, para hablar de cómo marcaron su vida y lo impulsaron a cantar y a componer.

Juanes siempre tuvo la música como referente y muchos de los cantantes que influyeron en su niñez fueron aquellos que escuchó en las pianolas de los de bares de Carolina del príncipe, municipio de Antioquia donde pasaba sus vacaciones en casa de sus abuelos. Juan Gabriel, Julio Jaramillo, Carlos Gardel o intérpretes de géneros como la música de carrilera lo acompañaron desde pequeño. “Entender el origen de mi creación, de donde vienen mis canciones...”, este, dice Juanes fué el propósito de su último disco.

Sobre Juan Gabriel, del cual interpreta “No tengo dinero”, dice que tuvo oportunidad de hablar con él en México y considera que era bastante inteligente y divertido. De Bob Marley interpreta “Could you be loved” y dice que admiraba su lucha social y el hecho de que aún siga vigente. De Joe Arroyo escogió “Rebelión” y destaca su sonido africano el cual involucra con la salsa colombiana.

En los años 80’s, Juanes estuvo embebido en el rock, el punk y el metal y manifiesta que esos ritmos fueron parte del escape para expresar la rabia y la frustración de una época convulsa en Colombia, signada por las bombas, el narcotráfico y la guerrilla. De los artistas de ese tiempo destaca a Elkin Ramírez de “Kraken”, primera banda de rock heavy en Medellín. De ese grupo escogió la canción “Todo hombre es una historia”.

Sobre los músicos contemporáneos, con quienes habla en el documental, destaca a Fito Páez, de quien interpreta “El amor después del amor”. Con él estuvo compartiendo escenario en rock al parque en Bogotá. De Juan Luis Guerra seleccionó “La Bilirrubina” y menciona que fue este compositor el que le abrió otras visiones de la música en Colombia, diferentes al metal. De Sabina canta “y nos dieron las diez” y admira la poesía de sus canciones.

La canción con la cual cierra el documental es “Sin medir distancias”, de Diomedes Díaz, mostrando su amor por la música independientemente del género. “Amo la música, amo el rock, pero también amo la cumbia, el vallenato. Es esa mezcla de esos mundos que son mi vida”.


J BALVIN

Este documental acompaña a J. Balvin, “El niño de Medellín”, en su recorrido previo al concierto realizado en la tierra que lo vio nacer y a la cual llega después de triunfar ampliamente en el exterior. La película muestra la faceta más humana de este artista: sus temores por no llegar a obtener éxito, su persistencia con el canto y con un ritmo como el reguetón que tuvo que impulsar para que fuera conocido. En estos 8 días de filmación, se enfatiza sobre todo en dos aspectos: uno es la depresión, que confiesa lo ha acompañado desde muy joven y con la cual ha tenido que lidiar este cantante y el otro es la situación coyuntural que se presentó por la época del concierto, cuando recién se produjo la muerte de Dilan Cruz, un joven Bogotano que marchaba con ocasión de los reclamos sociales que se hacen en el país, y las consecuentes manifestaciones de protesta producidas por este hecho en varias ciudades de Colombia.

Sobre su enfermedad, J BALVIN se ha preocupado por hacerla visible como una manera de afrontarla y con la claridad de que tendrá que seguir conviviendo con ella: “la depresión es el infierno”. Ha recurrido a la meditación como una forma de terapia para calmar la ansiedad y se ha apoyado en un mentor espiritual y en un siquiatra para que lo acompañen en el proceso. Dejó el alcohol, hace mucho ejercicio y mantiene una comunicación con quienes considera que le ayuden en su equilibrio emocional y mental. Destaca el consejo de su mamá: “sé tú, nunca pretendas, porque el día que creas que eres una estrella dejarás de brillar para mí”.

Respecto al momento crítico que enfrentó previo al concierto de Medellín, el documental nos muestra a un hombre vulnerable, sensible por las protestas de los jóvenes y un poco perdido sobre cuál debe ser la posición del artista frente a hechos que involucran a sus conciudadanos, buena parte de los cuales son sus seguidores, y quienes reclaman un pronunciamiento suyo. ¿Debe él, un artista, tomar partido? ¿Puede quedarse callado y pretender que su papel es solo entretener? ¿O precisamente, tratándose de un personaje con tanta incidencia en su público, debe sentar una posición? Un dilema interesante que queda planteado y que finalmente resuelve el día del concierto ante los 45.000 espectadores que lo acompañaron.

En cualquier caso, el documental nos muestra a J Balvin más allá del artista, con los miedos y las incertidumbres propias de cualquier joven, que no teme exponerlos públicamente, pero que tampoco han sido obstáculos para desarrollar una carrera con enorme éxito gracias a su persistencia, al amor por su oficio y a un enorme talento.

Juanes y J Balvin: dos artistas orgullosos de la tierra donde nacieron, conscientes de sus orígenes, en lucha permanente por salir adelante con la profesión que escogieron, venciendo múltiples obstáculos. Como dice J Balvin “La gente ve la gloria, pero no saben la historia”.

 

viernes, 2 de julio de 2021

QUO VADIS AIDA?

 

Directora: Jasmila Zbanic

Año: 2020

País: Bosnia-Herzegovina

Reparto: Jasna Djuricic, Izudin Bajrovic, Boris Ler, Dino Bajrovic

 

Esta película, realizada en coproducción entre 5 países europeos (Bosnia-Herzegovina, Austria, Rumania, Alemania, Polonia), hizo parte de las nominadas al Oscar 2021 a mejor película extranjera. El guión gira alrededor de la masacre que se llevó a cabo en julio de 1995 en Srebrenica, ciudad situada en los Balcanes, parte de la antigua Yugoeslavia, en el contexto de una de las guerras étnicas, librada en este caso entre serbios y bosnios, una vez disuelta esta República.

La cinta se concentra en el lapso de unos pocos días, cuando los serbios invadieron la ciudad de Srebrenica después de haber derrotado al ejército bosnio, y sus habitantes fueron obligados a refugiarse en la base de Naciones Unidas -NU- y en sus alrededores, pues no todos alcanzaron a ingresar. Los cascos azules de NU debían garantizar la protección de la población civil, con apoyo de la OTAN, pues la ciudad se había declarado “área segura”, libre de ataques y acciones hostiles.

Sin embargo, los hechos que suceden a partir del momento en que el general Ratko Mladic, líder del ejército serbio, entra a esta ciudad de mayoría bosnia, son objeto de la denuncia que se hace en el film: atropellos contra sus habitantes, manejo torpe de la situación por parte de la ONU, falta de respaldo de la OTAN, asesinatos contra civiles bosnios desarmados e inermes.

La historia se describe teniendo como foco la experiencia de Aida (a quien se refiere el título de la película), una traductora al servicio de la ONU, habitante del pueblo en mención. La lucha desesperada de esta mujer para proteger a su esposo y a sus 2 hijos, nos hace partícipes del horror del conflicto, del irrespeto a los derechos humanos en situaciones de guerra y de las angustias de quien persiste en sobrevivir y poner a salvo a sus seres queridos.

Aida intenta que su familia pueda ingresar a la base de la ONU, a donde todos se dirigen, y lucha para que sus hijos no sean señalados como soldados cuando atropelladamente ingresan los serbios al interior de esta base para hacer un reconocimiento. Logra que su esposo sea escogido como uno de los mediadores en diálogo con Mladic y busca por todos los medios que su grupo familiar pueda salir hacia otra ciudad con los miembros protegidos de la ONU. Todo lo intenta y en todas las acciones vemos a una mujer dispuesta a morir a cambio de proteger a los suyos.

A partir de los recuerdos de Aida, en momentos en que siente que las existencias de todos están en peligro, el film nos transporta a eventos que para ella representaron gran alegría, como aquel del baile durante una fiesta del pueblo, donde varios de los invitados miran directamente a la cámara, uno a uno, haciendo visibles a personas comunes que buscan disfrutar los momentos amables de la vida. En otras dos tomas de primeros planos, una al inicio y otra al final, se enfoca la cara de Aida reflejando un rostro cruzado por la incertidumbre y el dolor. Se nos muestra así mismo la ruptura de la cotidianidad que implica la guerra, a través de elementos comunes como un estofado que se deja preparado en el horno cuando hay que salir huyendo o el abandono de las casas por parte de sus moradores, solo con una maleta, frente una señal de alerta.

La esperanza sobre un futuro que permita recuperar lo que se perdió con la guerra está latente para el esposo de Aida y para sus hijos, quienes charlan en medio de una multitud apiñada y en total precariedad en el reducido espacio de la base de la ONU, pero que aún les permite expresar: “cuando esto termine, celebraremos ampliamente”.

Si bien la película gira en torno a la masacre ocurrida, la mayor en Europa después de la segunda guerra mundial, marcando una tensión continua desde el inicio, la directora tiene gran acierto en el manejo de las imágenes sobre los asesinatos que ocurren en el pueblo y en las afueras de la base de la ONU, o posteriormente cuando separan a hombres y mujeres y estos son conducidos a un coliseo. Es suficiente la vista de los fusiles y el ruido de los mismos para adivinar lo que sucede.

La actuación de la protagonista, Jasna Djuricic, quien encarna a Aida, es sobresaliente y pasa de una actividad frenética, buscando salida a una situación en la cual se siente acorralada, a una pasmosa calma años después, en una elipsis que hace la cinta, cuando regresa a su pueblo a enfrentar su pasado y a proseguir con su vida.

La escena final cuando Aida asiste a una función de la escuela donde ella es maestra, es esperanzadora pues están muchas de las madres y abuelas que fueron víctimas de la guerra, y se enfoca a una Aida presenciando un acto infantil de sus pequeños alumnos, lo cual le permite esbozar una sonrisa.

En la matanza de Srebrenica murieron 8.373 personas. Mladic fue condenado a cadena perpetua por el tribunal penal internacional para la antigua Yugoeslavia, y su sentencia fue recientemente ratificada (en junio de 2021) por la ONU. La actuación de los cascos azules ha sido severamente cuestionada por el pobre manejo que se le dió a la situación.

Esta película ha sido criticada por los serbios, quienes reclaman que no se difundan las masacres de las cuales ellos también fueron víctimas. Precisamente, dentro de las aberraciones de la guerra, la venganza se vuelve un círculo que no se rompe y los asesinatos de unos no pueden justificar una actuación en igual sentido de los otros.

De la Directora. Jasmila Zbanic nació en Sarajevo, Bosnia, en 1974. Es directora, guionista y productora. Otras de sus películas: “Un día en Sarajevo”, “Grbavica”, “la isla del amor”.



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