Director: Nicolas Rincón Gille
País: Colombia
Año: 2019
Reparto: Arley de Jesús Carvallido Lobo, Pedro Suárez, Alfredo Emil Quintero, Carmen María Amanda Vargas
Esta es la primera película de ficción del director Colombo Belga Nicolás Rincón Gille, quien en su recorrido cinematográfico ha realizado documentales de enorme interés tanto por su temática como por la forma en que ha reflejado el sentimiento de las víctimas del conflicto y del desplazamiento. El mayor aporte de su filmografía consiste en retratar y narrar historias desde la óptica de quien ha padecido las consecuencias de la violencia en nuestro país, la cual ha afectado especialmente a la población civil, de zonas rurales y de escasos recursos. El conflicto no se muestra, pero si sus huellas.
Antes de comentar sobre “tantas almas”, vale la pena mencionar que los escenarios en los cuales se desarrollan las películas de este director son pueblos que han sido epicentro de violencia y atropellos por parte de la guerrilla o de los paramilitares, o barrios marginados de las grandes ciudades en donde se asientan quienes tuvieron que huir del conflicto. Los civiles son amedrentados y resultan testigos impotentes en estas luchas donde poco cuentan.
A través de los testimonios de viva voz que se transmiten en los documentales, donde la mujer tiene un papel protagónico, se expresan las vivencias de dolor y muerte. En “los abrazos del río” (2010), el guion inicia con la leyenda del “mohán” (personaje que habita en las aguas y que ayuda o perjudica a los pescadores dependiendo de la relación que con él se establezca) y evoluciona hacia las historias de los cadáveres que pasan por el Magdalena y que se vuelven un paisaje común para los ribereños: “nos acostumbramos a verlos bajar”. En “Noche herida” (2015), una madre y una abuela desplazadas, vecinas del barrio marginado donde habitan, luchan porque sus hijos queden excluidos de los grupos violentos que buscan reclutarlos y aspiran a una vida distinta para ellos, que difícilmente conseguirán. En “besos fríos” (cortometraje del 2016), quienes sufrieron la pérdida de un ser querido, recuerdan sus últimos momentos antes de que fueran desaparecidos y perdieran todo rastro de ellos. Todas estas cintas se construyen con las narraciones de sus protagonistas.
“Tantas almas” no es un documental, es una película de ficción, aunque basada en la misma realidad del conflicto. Su protagonista, José, un humilde pescador, se dedica a buscar a sus 2 hijos, una vez que le comunican que fueron llevados a la fuerza por paramilitares. La persistencia de este hombre por encontrar sus cuerpos para darles sepultura ya que sabe, como todos en el pueblo, que fueron asesinados, lo lleva en un recorrido en su canoa por el río haciendo paradas en diferentes veredas y realizando averiguaciones que le den alguna pista, por encima incluso de las instrucciones de los “paras”, quienes prohíben sacar de allí los cuerpos.
El río es el testigo omnipresente. Al tiempo que ofrece hermosos paisajes, guarda las historias de terror de quienes fueron asesinados y arrojados a sus aguas. Este contraste entre la belleza de la corriente fluvial y sus verdes orillas, en todos los momentos del día y de la noche, con la pena no expresada que acompaña a José, ocupa la mayor parte de la película. Mucho tiempo transcurre en silencios prolongados que permiten apreciar el paisaje y adivinar los pensamientos del protagonista.
El formato de documental sigue estando presente en esta película, al punto que José, interpretado por Arley de Jesús Carvallido quien es un actor natural, pescador y agricultor en la realidad, hace suya la historia del protagonista pues ha sido testigo de muchos de los hechos que allí se narran.
Sin duda las escenas del recorrido en solitario de José son las más destacadas: su pesca nocturna, la búsqueda de los cadáveres de sus hijos dentro de la acumulación de troncos que crea el río, la vista en la distancia de las ruidosas fiestas de los paras y su canto vallenato en el cementerio. Escenas que pierden un poco el ritmo a raíz del cautiverio de José y su forzado desenlace, pero que por fortuna concluyen en un magnífico corte final. En efecto, la última parte de la cinta hace énfasis en la necesidad que tienen las víctimas de dar fin a su padecimiento con la sepultura del cuerpo del ser querido o de sus restos, permitiendo hacer el duelo como corresponde. “Sin duelo, la muerte es ruido infinito”, como se anuncia en el cartel promocional.
Muy interesante la difusión de nuestras crudas realidades a través de medios artísticos como el cine, más aún cuando se hacen con el respeto y la estética del director Nicolás Rincón. Como el mismo la manifestó en una entrevista “todo eso pasó y el cine nos lo recuerda “. Que no se nos olvide: En Colombia por lo menos 80.000 personas han sido víctimas de desaparición forzada entre 1970 y 2018 (cifras recopiladas por el centro nacional de memoria histórica -CNMH-)
Participación en festivales: Esta película participó en los premios Goya, e hizo parte de las selecciones oficiales de los festivales de Rotterdam, de Glasgow y de Roma.
