“Dardo
al infinito” es un blog que busca compartir mis apreciaciones sobre libros,
películas o series que hayan sido de mi interés. Paralelo al campo profesional
y como un refugio placentero que me permitía evadirme de los problemas cotidianos,
estos han sido compañeros con los que siento no solo que la soledad amaina mientras
haya una lectura interesante por descubrir o una película para ver, sino que me
han dado momentos de gratificación, alegría y esperanza. Mi papa, a quien
agradezco y siempre recuerdo, sembró en mí ese interés desde niña y he
encontrado en mi esposo un interlocutor siempre dispuesto para la discusión, la
observación o para la escucha. No tengo pretensiones diferentes a poder
expresar, como simple aficionada, mis impresiones sobre aquello que haya
despertado mi interés en ese ámbito. Espero que, si su interés es el mismo, me
siga acompañando con su lectura. Estos
dardos serán lanzados para que alcancen a llegar antes de que se pierdan en el
infinito.
BLACK MIRROR
Una verdadera sorpresa esta serie, que mediante capítulos independientes nos presenta de una manera inteligente el poder de las redes sociales, el absurdo de los espectáculos masivos de TV que construyen ídolos a los cuales se aspira emular y el futuro de un mundo dominado por la tecnología. Los capítulos, sin mucho diálogo, presentan situaciones muy visuales y un tanto desconcertantes puesto que no hay un libreto clásico, y su desarrollo sorprende al televidente. Una serie crítica, reflexiva, distinta. Los temas presentados tienen que ver con hechos que se vuelven virales a través de las redes sociales, desde las absurdas exigencias de un secuestro, hasta comentarios que a través del “me gusta” o “no me gusta”, deciden futuros profesionales y personales. Se hacen referencias a los trabajos que por su monotonía y aridez parecen competir con las máquinas, como aquel capítulo que muestra la necesidad de ganar puntos, mediante el pedaleo en bicicleta, para lograr objetivos. Igualmente, el potencial de la tecnología que puede impactar de manera negativa, a través del control extremo, volviendo a las personas paranoicas o despersonalizadas, como aquellos capítulos sobre el control de los recuerdos por microchip o la reproducción de un ser querido después de su muerte, como un robot, a través de algoritmos. Se muestra también un mundo paralelo virtual, que sustituye a la realidad y que simula situaciones y experiencias, como el capítulo de la vida después de la muerte a través de un viaje por diferentes épocas y lugares o aquel que muestra las pruebas para enfrentar los propios miedos y temores a través de la realidad virtual.
Black Mirror es una serie inglesa que debe su nombre, como lo explico su productor, al espejo negro, la pantalla fría de un monitor o un televisor. Nos invita a ver lo que será el mundo que enfrentaremos en un futuro, no muy lejano, donde la tecnología y las comunicaciones tendrán un rol preponderante.
BILLIONS
Dos grandes actores son los protagonistas de esta serie: Damian Lewis y Paul Giamatti, contradictores que, a pesar de estar en bandos opuestos, el uno en la fiscalía y el otro dirigiendo su propio fondo de cobertura, terminan pareciéndose en las prácticas para lograr los objetivos. Esta serie no es la típica confrontación entre buenos y malos, muestra la obsesión por el logro de los propósitos; en el caso de Axe, interpretado por Lewis, financieros (acumular riqueza y poder) y en el caso de Chuck, actuado por Giamatti, objetivos profesionales y políticos (llevar a la cárcel a los que considera especuladores financieros, para ascender en la escala burocrática y después aspirar a un cargo público de renombre). Los dos hombres se ven impulsados a hacer lo que sea necesario, incluso saltar los límites de lo ético, para cumplir lo que quieren. La serie avanza sobre los dos mundos, el financiero y el de las investigaciones fiscales, de forma paralela, destacando en el primero los mecanismos ideados para especular y ganar dinero, y en el segundo, las concesiones y negociaciones con otros criminales para conseguir que delaten a sus pares y la búsqueda de éxitos resonantes que sirvan de trampolín a la política. Aunque aparentemente la trama de la serie es la persecución por parte de la Fiscalía a aquellos financieros que se han enriquecido con la especulación y las maromas financieras, lo más rescatable es los métodos que unos y otro utilizan, así como las intrigas de las que se valen para sus fines.
Comentario aparte merece el papel de las esposas de los protagonistas, tal vez las únicas personas en las que ambos confían de manera incondicional, quienes se convierten en las personas que los aterrizan. Sin embargo, en el caso de Wendy, (interpretada por Maggie Siff) la esposa de Chuck y quien trabaja con Axe como su jefe de Recursos Humanos, aunque desempeña un excelente papel, su rol es poco creíble como la persona que está en la mitad de la pelea entre estos dos hombres poderosos y que aún así, sigue cercana a ambos.
Historias con mucha agilidad, a veces con demasiada complejidad desde el punto de vista del juego financiero o de la intriga política, pero con una presentación de situaciones muy vigentes de ambición y poder.
GRACE AND FRANKIE
Dos parejas, mayores de 70 años, que han compartido muchos años de vida gracias a que los personajes masculinos son socios de un bufete de abogados, hacen parte de esta comedia, en la cual participan actores consumados del cine, el teatro y la televisión. El inicio de la serie es el destape de la homosexualidad de los esposos y el de su relación que, como pareja, habían mantenido oculta. A partir de los respectivos divorcios de sus esposas y de su decisión de vivir juntos, se desencadenan una serie de situaciones cómicas, que reflejan la necesidad de enfrentar las circunstancias y de reinventar la vida. Considero dos aspectos a resaltar en esta serie: El primero, que un acontecimiento inesperado, capaz de cambiar el statu quo, nos da la oportunidad de explorar otras posibilidades de vida, de hacer aquello que no nos habíamos atrevido, de buscar otras facetas de nosotros mismos; el segundo, reflejado en la vitalidad de los actores, es que existe vida después de los 70 y que hay oportunidad de seguir explorando lo que nos gusta.
Una comedia entretenida, ligera, que permite disfrutar de la experiencia de las dos actrices femeninas: Jane Fonda, como Grace y Lili Tomlin como Frankie quienes se lucen en sus papeles y que, representando dos tipos de mujeres tan diferentes, la ejecutiva convencional y la artista, logran puntos de encuentro a partir del drama común. Si bien Martin Sheen y Sam Waterston como Robert y Sol, en los roles masculinos, son dos actores veteranos en su oficio, su papel se ve opacado por el de las protagonistas, y en muchos casos luce artificial o sobreactuado.
4 ESTACIONES EN LA HABANA
Esta serie de 8 episodios, está basada en la obra de Leonardo Padura, en 4 de sus novelas: “vientos de cuaresma”, “pasado perfecto”, “máscaras” y “pasaje de otoño”. El detective Mario Conde, personaje protagónico, es interpretado por Jorge Perugorría, a quien conocimos por la película “fresa y chocolate”, y es el investigador de los crímenes en Cuba, alrededor de los cuales se construye la trama. Las investigaciones sobre 4 asesinatos, a cargo de Conde y su compañero Manolo (Carlos Enrique Almirante), se nos presenta de forma paralela a su vida personal y familiar, y es por ello que podemos apreciar tal vez lo más interesante de la serie: el entorno económico y social de la Habana en los años 90. Aunque la crítica a la situación de Cuba y las fallas de la revolución no están dentro del objetivo de la serie (ni de los libros de Padura en los cuales se basa), el trasfondo que refleja la cotidianidad de sus personajes es una forma de denuncia, a veces no tan sutil. En efecto, las dificultades que enfrentan Conde y sus vecinos para conseguir los ingredientes para una buena comida, o la precariedad monetaria que impide cualquier gusto, como el de disfrutar de una película, o las limitaciones de estar en una ciudad donde transitan autos viejos y las edificaciones no pueden tener un buen mantenimiento, hacen parte del ambiente que acompaña cada uno de los capítulos. Estas restricciones, que reflejan expectativas no cumplidas de la revolución cubana, sembraron la desesperanza en muchos y fueron resueltas con la salida de la isla en búsqueda de mejores opciones. Conde y su mejor amigo, Carlos, sin embargo, renunciaron a esta posibilidad y por ello buscan su refugio en la escritura, la lectura, en la música, en el amor y en la conversación. Por encima de las dificultades y las carencias, el detective y sus amigos disfrutan de los placeres simples de la vida: las reuniones, el compartir una buena comida en casa, la conversación acompañada con unos rones, la música rock, los romances, así sean pasajeros.
En resumen, este coctel de crímenes en busca del asesino, en un ambiente Habanero en el que conviven la música, los libros, la comida y los amigos, con sus problemas y carencias hacen la serie entretenida pero sobretodo creíble.
