lunes, 9 de octubre de 2017

LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL: CHURCHILL Y DUNKERQUE


CHURCHILL

Director: Jonathan Teplitzky
Año: 2017
País: Estados Unidos y Gran Bretaña
Protagonistas: Brian Cox, Miranda Richardson, Jhon Slattery

Estamos en 1944, un año antes del fin de la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos se ha unido a los países aliados para combatir a Hitler, en tanto que Francia se encuentra invadida. Se prepara entonces un desembarco en las costas de Normandía que obligue a retroceder a los alemanes, impida su llegada a Inglaterra y permita la liberación de Francia. La estrategia es preparada por Eisenhower (Estados Unidos), Montgomery (Inglaterra) y la participación del primer Ministro Inglés Winston Churchill.

En este contexto histórico, la película se centra en la dimensión personal del líder Ingles, enfocado en un momento muy concreto: los días que transcurren entre el diseño de la estrategia del desembarco y el día de inicio del mismo. Este hecho será determinante para el futuro de la guerra.

Más que mostrar lo que significó esta decisión, vemos, a lo largo de 111 minutos, a un Churchill en sus diferentes dimensiones. Su desgaste como estratega de guerra, al cotejarse con nuevas figuras como las de “Ike” y “Monty”, comandantes de Estados Unidos y de Inglaterra respectivamente. El temperamento de confrontación de Churchill, quien, por su participación en guerras inglesas anteriores, se sentía con derecho a opinar al mismo nivel que los militares. Sus discusiones con Eisenhower, que reflejan su testarudez y sobre todo, la dificultad para quedar al margen de las decisiones.

Se da espacio en la cinta a las relaciones de Churchill con su esposa, Clementine, la persona que no temía exponer su criterio para enfrentarlo y mostrarle sus limitaciones, en momentos en que una nueva generación de líderes se estaba abriendo paso; así mismo, para atemperar un personaje que avasallaba a las personas que trabajaban con él y para que se sobrepusiera a la depresión y a los cambios de temperamento por su adicción al alcohol.

Igualmente, se nos presenta relación con Stugg, su edecán y tal vez otra de las pocas personas en quien Churchill confiaba, pero con quien continuamente discutía.

Hay dos escenas que más parecen de teatro que de cine y que por sus diálogos deben destacarse. Una, es la conversación con el rey Jorge VI de Inglaterra, quien intercede para que Churchill deje actuar a Eisenhower, donde se nos muestra a un primer ministro respetuoso de la corona y de lo que ella representa. La segunda, es el rezo en su habitación pidiendo que llueva, antes del día D, para evitar el desembarco y que se produzca una masacre contra los soldados ingleses, pues su temor es que se repita el fracaso de la batalla de los Dardanelos, en la que él participó y que en 1915 (I guerra mundial) llevó a la muerte de un número importante de sus compatriotas.

La película retrata más que al líder, al hombre, quien también tiene dudas y temores, pero que siente la responsabilidad de garantizar un futuro no solo para su país, sino para buena parte de Europa, evitando que gran parte del mundo quede subyugado a un personaje como Hitler.

La personificación que de Churchill hace Brian Cox es magnífica, pues refleja la fuerza de su carácter y la responsabilidad del líder que debe conducir a su pueblo.

Igualmente, Miranda Richardson, en el papel de Clementine, personifica con total credibilidad la carga que representa ser la esposa de un personaje recio, enseñado a hacer su voluntad, pero que ve en ella la persona capaz de cuestionarlo.

Una película introspectiva que nos muestra una dimensión de Churchill más humana pero menos difundida.

DUNKERQUE

Director: Cristopher Nolan
Año: 2017
País: Estados Unidos
Protagonistas: Fionn Whitehead, Mark Rylance, Tom Hardy

Esta película trata sobre la evacuación de soldados ingleses y de las fuerzas aliadas, del puerto de Dunkerque, en Francia, durante la segunda guerra mundial, en el año de 1940. Soldados británicos, franceses y belgas se encontraban rodeados por los alemanes quienes habían invadido Bélgica, los países bajos y Francia. Los Nazis esperaban una rendición gracias a la “tenaza” con que lograron arrinconar a las tropas aliadas, en las mayores playas de Europa.

Los días descritos en la película son aquellos de finales de mayo y principios de junio, en los cuales se buscaba, por parte del mando Ingles, que los soldados estacionados en las playas de Dunkerque, sin comida y sin manera de retroceder, alcanzaran territorio británico, a través del mar que era su única salida.

Es una cinta con pocos diálogos, pero mucho sonido: el de las bombas, el de los aviones, el de las balas. De hecho, ninguno de sus protagonistas sobresale o tiene una recordación especial. Su objetivo, es mostrar la envergadura de una operación que logró la evacuación de aproximadamente 300.000 soldados, en pocos días, en medio de los bombardeos alemanes, en un hecho que fue contundente para evitar que se capturaran o diezmaran las tropas.

La evacuación de los soldados pudo hacerse porque se generó una especie de tregua por parte de los alemanes que permitió que además de los barcos ingleses, muchas embarcaciones civiles zarparan de Inglaterra, cruzaran el canal de la mancha hasta el puerto de Dunkerque y llegaran de nuevo a su destino. Por ello, se da mérito en la película a todos aquellos ciudadanos que, arriesgando sus vidas, se embarcaron para rescatar a sus compatriotas.

A través de historias puntuales, la película refleja el drama de la operación “dinamo”, como se conoció esta evacuación: La lucha contra la aviación alemana, se nos muestra en las poderosas tomas aéreas del piloto Inglés contra sus enemigos; la colaboración que tuvo la flota inglesa, con el apoyo de cientos de embarcaciones privadas, se nos enseña con la travesía de un pequeño barco pesquero y el rescate de algunos soldados; así mismo, el hundimiento de barcos que tocaron la playa pero que no pudieron salir, mediante el periplo del soldado que tiene que hacer varios trasbordos para sobrevivir.

Estas historias, sin embargo, terminan siendo secundarias y no opacan el verdadero propósito de mostrar la magnitud de la guerra y el valor de la operación que permitió salvar tantas vidas. Escenas tan portentosas como las de la playa, con un gran número de extras (6.000), exhiben la angustia frente a la muerte y la esperanza de miles de soldados de sobrevivir. La confrontación aérea entre pilotos ingleses y alemanes muestra que la destrucción de ciudades o puertos es considerada de valor estratégico para vencer. Los hundimientos de los barcos por los bombardeos, muestran la poca importancia de la vida humana en el campo de batalla, pues hasta un barco de heridos de la cruz roja es atacado.

El manejo de estas grandes tomas y la banda sonora, a cargo de Hans Zimmer, son lo más valioso de esta película.









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