Directora: Daniele Thompson
Año: 2017
País: Francia
Protagonistas: Guillaume
Galliene, Guillaume Canet, Alice Pol, Deborah Francoise
Mucho hemos oído de Cezanne,
el gran pintor de la segunda mitad del siglo XIX y también de su contemporáneo
Emilio Zola, el escritor francés de reconocimiento mundial. Lo que no todos
sabíamos era de la gran amistad, iniciada desde su niñez, que estos dos
artistas tuvieron durante buena parte de su vida.
Esta película se centra en la
relación de estos dos hombres, que fue entrañable mientras duró, en un momento
trascendental en la historia de las artes en Francia, con el surgimiento de nuevos
movimientos pictóricos, el impresionismo y el posimpresionismo y un movimiento
literario, el naturalismo, y de los cuales, tal vez sin proponérselo, cada uno
en su respectivo campo, fue fiel representante.
A partir de una de las visitas
de Paul Cezanne a Emilio Zola, a París, la película nos hace un recorrido por
las historias, particulares y también compartidas, de estos personajes y de las
vicisitudes que cada uno tuvo que enfrentar en su oficio.
Cezannne provenía de una
familia acomodada, en tanto que Zola, huérfano muy joven, tuvo que enfrentar
junto con su madre, muchas dificultades para sobrevivir. Estos inicios, cambian
radicalmente en la adultez, pues el escritor triunfa relativamente joven y
logra una situación económica solvente, mientras que el pintor rompe con su
familia, enfrenta por muchos años la pobreza y solo tiene reconocimiento en sus
últimos años de vida.
Desde el punto de vista
estético hay mucho que disfrutar pues la cinta es rica en paisajes y personajes
que nos remiten a estampas de los pintores impresionistas plasmadas en sus obras:
los paisajes de AIX en Provence, el pueblo en el que ambos artistas crecieron, con
sus ríos, lagos; los bañistas que tanto Renoir como Cezanne pintaron; los
paseos con jóvenes en el prado almorzando típicos de Renoir; las mujeres con
sombrillas en los campos pintadas por Monet; la montaña Sainte-victorie, que fue objeto de muchas de
las obras de Cezanne.
Los diálogos de los
protagonistas son muy profundos. Se destaca la discusión que ambas tuvieron
cuando Zola escribió “la obra”, sobre un artista fracasado, que para Cezannne
reflejaba su propia historia a través del personaje principal Claude Lantier, y
que se constituyó en el motivo de disputa de los artistas quienes no vuelven a relacionarse.
La decisión de Cezannne de
separarse de su padre, quien esperaba que su hijo fuera banquero como él, fue
una importante razón para convertir al pintor en un anacoreta, que lo llevó a
vivir aislado muchos años, a tener problemas de convivencia con otros y a
resentir el éxito de su amigo. Zola, quien
muchas veces ayudó económicamente a Cezanne y a su esposa, reclama el
egocentrismo del pintor y su poca consideración con los problemas que él
enfrenta como escritor, pues, aunque para la época uno de sus libros fue
ampliamente reconocido, “el germinal”, sintió que su producción posterior se
estancó.
Es quizás en el énfasis de
los rasgos más característicos del pintor y del escritor donde reside el mayor
logro de la película: la persistencia de Cezanne y su capacidad de aguantar la
frustración pues, aunque fue criticado, rechazado varias veces por los salones
de artistas (única vitrina de la época para exhibir la obra), no abandonó su
camino. Al mismo tiempo nos muestra una personalidad huraña, aislada e
insegura. En el caso de Zola, la disciplina en su oficio, en el que se empeñó
desde muy joven y en el que persistió a pesar de las angustias económicas, sin
ninguna garantía de éxito.
Aunque la película también
presenta las relaciones de estos artistas con sus parejas, no tienen mucha
relevancia. Cezannne se nos muestra como un misógino, con poca estima por las
mujeres, tanto en su relación con Alexandrine (quien posteriormente sería la
primera esposa de Zola) y después con Hortense. En una de las escenas Hortense
le reclama la obsesión de Cezanne por una de sus obras, en la que sirvió como
modelo, y a la que demuestra más consideración que a ella como esposa y como
mujer. Zola por su parte, además de Alexandrine, tuvo una relación con Jeanne
con quien tuvo dos hijos.
Como la película termina
cuando la relación entre estos dos artistas finaliza, no alcanzamos a
vislumbrar el éxito alcanzado por el pintor al final de su vida, y esto se
resiente.
En el caso de Zola y también
por el mismo hecho de centrar la película en la relación con su amigo Cezannne,
no apreciamos la dimensión social que alcanzó a tener su obra más allá de Francia,
pues al igual que Balzac, retrató con gran veracidad los hechos de su época a
través de la novela.
De todas formas, lo que podemos
constatar durante los años de la relación de estos dos genios franceses,
narrada en la cinta, nos llena de entusiasmo por conocer sus vidas, pero
especialmente sus obras.
¡Vidas extraordinarias,
película extraordinaria!
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