viernes, 28 de junio de 2024

LA ÚLTIMA SESIÓN DE FREUD

Director: Matt Brown

País: Reino Unido

Año: 2023

Reparto: Anthony Hopkins, Mattew Goode, Jodi Balfour, Liv Lis Fries

“Todo lo que vemos o parecemos no es más que un sueño dentro de un sueño” Edgar Alan Poe, citado por Freud.

Es el año de 1939 en Londres y las noticias que se transmiten por radio se refieren a la invasión de Hitler a Polonia hace apenas dos días. Se concentran todas las expectativas en la posición que afrontará Inglaterra en medio del conflicto que la amenaza. Son los inicios de la Segunda Guerra Mundial.

Sigmund Freud, el médico creador del sicoanálisis, ha salido de Viena en donde residía huyendo de la persecución Nazi a los judíos, junto con su hija Anna, en búsqueda de un refugio seguro en Londres. El aviso definitivo para abandonar Austria fue el encarcelamiento por 12 horas de Anna, quien decidió tomar el lugar de su padre cuando iba a ser conducido a la cárcel por la Gestapo, a pesar de su enfermedad.

En este contexto se desarrolla la película, la cual transcurre en un día, durante la visita del académico de Oxford, el profesor C S Lewis a la casa donde reside Freud en Londres después de su huída. La cinta está basada en la obra de teatro homónima de Mark St Germain, a su vez basada en el libro “La cuestión de Dios” de Armand Nicholi. Aunque la película se enfoca en la conversación de Freud y Lewis, nos va llevando mediante flashback al pasado, con los recuerdos que uno y otro personaje evocan durante su encuentro.

C S Lewis fue un apologista cristiano después de haber sido ateo y eran famosas sus charlas sobre cristianismo. Sigmund Freud era un incrédulo. Precisamente las posiciones encontradas de dos hombres cultos y con poderosos argumentos sobre la religión y la existencia, están en el corazón de este filme. Por la profundidad de las discusiones vale la pena destacar temas y puntos de vista allí confrontados.

La charla se lleva a cabo en un momento crítico de la salud de Freud, quien padecía un cáncer de paladar, causa de su muerte solo tres semanas después. Los dolores producidos por su enfermedad lo hicieron adicto a la morfina y a demandar la atención permanente de su hija Anna con quien convivía.

Sobre Dios y la religión.

“Amemos a nuestro prójimo como a ti mismo, que imposibilidad tan maravillosamente simple e imbécil”. “Ponga la otra mejilla… por favor” le dice Freud a Lewis. “La religión hizo del mundo nuestra guardería, un pequeño corralito. Maduren ya”.

En la discusión sobre este tema C S Lewis le dice a Freud que su posición parece sugerir que sufre de una neurosis obsesiva y el otro responde que simplemente le está desafiando su creencia en la incredulidad.

Freud pregunta a Lewis si fueron sus padres quienes le inyectaron el cuento de hadas de la fe, lo cual da pie a que este último hable sobre su infancia, la muerte de su madre a los 10 años y la tristeza que este hecho produjo en su padre al punto que él y su hermano fueron enviados desde Irlanda, donde vivían, a un internado en Inglaterra. Freud le dice que precisamente la ausencia del padre fue el motivo que lo llevó a buscar una figura paterna divina.

A su vez Freud se refiere a su propia niñez y manifiesta que sentía el anhelo de caminar en el bosque, buscar la oscuridad y que eso le permitía estar en paz consigo mismo. Su padre fue severo y él estuvo más cerca de su niñera quien era católica. Lewis le contesta entonces a Freud que la decepción que manifiesta con su padre lo obliga a negar a Dios. “El deseo de que Dios no existe puede ser tan poderoso como la creencia de que existe”, le argumenta.

Cuando hablan sobre Cristo, Freud sostiene que fue un hombre como Mahoma o como Buda, pero niega su condición de Dios y afirma que muchos de sus pacientes decían ser cristo y que por ello no estaba obligado a tomárselos en serio.

Sobre Anna, la hija de Freud

Anna, la hija de Freud, una siquiatra y académica, mantiene con su padre una relación de codependencia. Anna fue paciente de su padre en el sicoanálisis. El jefe de ella en la universidad donde imparte clases, le manifiesta que idolatrar a los padres después de la adolescencia no es una virtud, es una compulsión. Freud sostiene una posición egoísta con su hija, manifiesta que Anna y él acordaron que ella no consideraría una relación sentimental hasta que ambos sintieran que era la adecuada.

Freud y Lewis hablan sobre la homosexualidad, habida cuenta que Anna tiene su pareja, Dorothy, también siquiatra, con quien viajó desde Viena. Freud sostiene que la homosexualidad no es inmoral, sin embargo, le cuesta aceptar esa condición de su hija y sostiene que el lesbianismo tiene su origen en el padre. Dice que el sicoanálisis se relaciona inherentemente con lo sexual. Lewis le dice a Freud que le parece terriblemente egoísta -refiriéndose a Anna- cuando antepone su dolor por encima del dolor de los demás.

Cuando abordan el tema de las relaciones Lewis confiesa su amorío con la madre de un compañero del ejército que resultó muerto cuando ambos prestaban el servicio militar durante la primera guerra mundial, pero no amplía los detalles. Freud dice, a propósito del tema, que considera más interesante lo que la gente no llega a decirle que lo que dicen.

Sobre el sufrimiento

Lewis dice que el sufrimiento es culpa del hombre a lo que Freud refuta: entonces, ¿yo provoqué mi propio cáncer? Si Dios es bueno haría a todos los hombres felices, pero no lo somos, entonces Dios carece de bondad o de poder, argumenta. A lo que Lewis responde: ¿Y si Dios quiere perfeccionarnos a través del sufrimiento? Hacernos comprender que la verdadera felicidad proviene de él. Freud habla entonces de la muerte de su hija, a la edad de 27 años por la gripe española, y de la muerte de su nieto a los 5 años por causa de la tuberculosis y entonces cuestiona: hay tanto dolor en este mundo y ¿es ese el plan de Dios?

Usted cree en la revelación. Yo creo en la ciencia. Todos nos escondemos detrás de la ignorancia, concluye Freud.

La conversación termina cuando Freud le dice a Lewis “la muerte es tan injusta como la vida. Todos somos cobardes ante la muerte”.

Esta película es exigente por la conversación densa entre estos dos personajes, interpretados de manera magistral por el reconocido Anthony Hopkins, como Freud y por Mattew Goode, como C S Lewis. El formato narrativo de la película se corresponde en mucho al del teatro y se privilegia la conversación por encima del montaje escénico.

Algunos aspectos curiosos de la película.

En la cinta se ambienta la casa de Londres donde vivió Anna hasta su muerte, la cual fue posteriormente convertida en museo.

Anthony Hopkins a sus 85 años personificó a Freud. Según el director Matt Brown memorizaba 6 páginas del guión al día que luego interpretaba sin apoyos frente a la cámara. Una composición musical de Anthony Hopkins cierra la película.

Anna Freud hizo importantes aportes a la siquiatría infantil, no tan visibles por la sombra de su padre los cuales son señalados marginalmente en la cinta.

C S Lewis escribió libros y ensayos que exploran la temática cristiana y sin embargo fue posteriormente reconocido por sus obras de ficción, especialmente por la saga de “Las crónicas de Narnia”.

Del director: Matt Brown nació en Boston, EEUU, en 1979. Es guionista y director de cine. Otras de sus películas son: “El hombre que conocía el infinito”, “London Town”, “Ropewalk”.

Esta película se puede ver en Claro, Apple TV, Amazon Prime, Google Play

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