Aún en situaciones
normales el temor a perder el empleo y la incertidumbre para encontrar uno
nuevo, crean angustia y ansiedad. Son sentimientos difíciles pero que en algún
momento de nuestras vidas seguramente vamos a enfrentar y aun cuando nos
llenemos de escepticismo, tarde o temprano, encontramos alternativas que nos
permiten ser optimistas otra vez o, como lo vemos en una de estas películas,
nos obligan a seguir buscando nuestro propio camino.
DOS DÍAS UNA NOCHE
Director: Jean
Pierre Dardenne y Luc Dardenne (hermanos Dardenne)
Año: 2014
País: Bélgica
Protagonistas: Marion
Cotillard, Fabrizio Ranglone, Catherine Salee, Oliver Gourmet
En una
fábrica de paneles solares, Sandra se ve enfrentada a la decisión que
deben tomar los propios empleados, sus compañeros, en una segunda votación,
respecto a escoger entre un puesto de trabajo (el que ocupa ella) o conservar
el bono salarial. En la primera votación la mayoría se decidió por el bono, en
buena parte presionados por el supervisor, jefe de todos ellos, quien argumentó
que no se necesitaban más empleos de los que había y que Sandra había sufrido
de depresión, razón por la cual sería difícil lidiar con ella en el
futuro.
A partir de allí,
la película nos lleva de la mano de la protagonista, quien, convencida por su
amiga y colega de trabajo, y por su propio esposo, decide visitar a cada
una de las personas con las cuales trabaja, durante un fin de semana (2
días y una noche) para convencerlos de que cambien de opinión. Ella necesita su
trabajo para sostener su familia y, además, aquel también le ayudará a superar
la crisis depresiva.
Este recorrido cara
a cara, solicitando el voto favorable y oyendo las razones que le expresan,
constituyen el corazón de la película pues cada persona tiene sus propias
necesidades y limitaciones. Algunos trabajan en empleos complementarios, de
noche o en fines de semana. Otro tiene destinado su bono para la universidad
del hijo, otro para terminar una construcción pendiente, otro para pagar
deudas. El inmigrante teme votar por lo que puedan pensar sus compañeros.
Sin embargo, Sandra
encontrará que otros de sus compañeros están dispuestos a sacrificar sus
propias necesidades; uno le manifiesta que el empleo es una situación de largo
plazo y ellos están resolviendo temas puntuales; otro le dice que es capaz de
ponerse en su situación y por eso la apoya; uno más piensa que podría pasarle
lo mismo en el futuro.
Después de hacer el
trabajo de convencimiento, Sandra llega el lunes a la votación. El final, que
no quiero revelar, nos muestra el optimismo de intentar y convencernos que
siempre se encontraran apoyos si se está dispuesto a buscarlos.
Una película que a
través de la situación personal de la protagonista revela como la crisis
económica permea la vida personal y cotidiana.
Marion Cotillard,
con una muy buena actuación, representa a la madre joven, quien enfrenta la
enfermedad de la depresión y al mismo tiempo es responsable de sus pequeños hijos;
su trabajo, es el soporte económico y moral que le permitirá equilibrar su vida.
LA LEY DEL MERCADO
Director: Stéphane
Brizé
Año: 2015
País: Francia
Protagonistas:
Vincent Lindon, Karine De Mirbeck, Matthieu Schaller, Yves Ory
Esta película es
dura, pues nos muestra de manera descarnada la situación que enfrenta Thierry,
su protagonista. Él, un hombre de aproximadamente 50 años, vive con su esposa y
su hijo discapacitado y ha quedado cesante, pues la fábrica donde trabajaba ha
hecho despidos masivos. La película se centra en la búsqueda de trabajo por
parte de este hombre y las dificultades por las que atraviesa para volver a engancharse
laboralmente.
Thierry recurre a
sus ahorros y al seguro de desempleo para solventar su situación económica. Visita
a su banco para mirar sus opciones y se encuentra con la propuesta de que lo
mejor es vender su casa para cancelar la hipoteca. Acude a varias empresas para
que le ayuden a conseguir empleo en las áreas de su experticia e incluso lo
obligan a hacer cursos para mejorar sus posibilidades, sin que pueda lograr su
cometido.
Las entrevistas por
internet, los cursos de preparación para las entrevistas, se convierten en
parte de su cotidianidad. Es llamativo como el director resalta que aquello que
puede resultar de interés en los primeros años de la vida laboral, cuando la
carrera está en ascenso, pierde interés cuando se convierte en un
requisito que hay que cumplir.
En la medida en que
se va alargando el tiempo de vacancia, Thierry recurre a la venta de sus pocos
activos, como una pequeña cabaña (33 metros), cerca de la playa. Esta escena,
por ejemplo, muestra las angustias en situaciones extremas cuando el comprador
es consciente de las necesidades de quien vende y se aprovecha de este
hecho.
Finalmente, Thierry
empieza a trabajar en una tienda por departamentos, en el área de seguridad, un
cargo que no es de su interés y para el cual tampoco se encuentra entrenado.
Los casos de pequeños robos que tiene que confrontar, llevados a cabo por
personas en las cuales se ve reflejado, pues tienen las mismas necesidades que
él padeció, hacen que cuestione su labor. Él se siente violentado por los
castigos impuestos a los infractores, algunos de ellos sus compañeros de
trabajo, que resultan desproporcionados frente a las transgresiones.
El acierto del
Director es mostrar estos momentos de confrontación personal con los silencios
y los gestos del protagonista. Esta es la dura realidad del mercado: hay que
cuidar los intereses de las empresas, los cuales, muchas veces, se enfrentan a
las convicciones personales.
Vincent Lindon, el
protagonista, lleva todo el peso de la película. Siendo un hombre de pocas
palabras, habla con sus expresiones corporales, su actitud aparentemente
tranquila y su aislamiento. Nos transmite su desazón sin necesidad de recurrir
a los diálogos.
En esta película
también juega un papel importante la crisis económica y su afectación en la
vida laboral y familiar. La realidad es despiadada y finalmente hay que
convivir con ella.
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