Directores: Varios
Creador: Adam Price, también uno de los directores
Año: 2017- actual
País: Dinamarca
Protagonistas: Lars Mikkelsen, Ann Eleonora Jorgensen, Simon Sears,
Morten Hee Anderson, Fanny Louise Bernth, Camila Lau.
Se trata de una serie danesa, presentada por
Netflix, con 20 capítulos en dos temporadas. Dado el papel fundamental que en
ella juega la religión, hay que decir, como parte del contexto, que en
Dinamarca el cristianismo de tipo protestante luterano es la religión oficial
de la cual hace parte cerca del 60% de la población. Los sacerdotes pueden
contraer matrimonio, las mujeres pueden ser ordenadas y llegar a ser obispos,
se acepta el matrimonio entre personas del mismo sexo. La iglesia danesa es
liberal y abierta y se considera parte de la cultura, las tradiciones y las
costumbres del país.
Alrededor de los Krogh, familia sobre
la cual gira la temática, con una tradición de pastores
por más de 250 años, se hacen visibles dos aspectos que constituyen el corazón
del guión. Uno, las tensiones permanentes entre los principios religiosos y las
pasiones y vicios de una sociedad, frente a los cuales no son ajenos los
sacerdotes. El otro aspecto es la culpa, la cual surge de los comportamientos
que se consideran equivocados o de decisiones que acarrean nefastas consecuencias.
La familia presidida por Johanes, patriarca
y pastor, está compuesta por su esposa y 2 hijos. Uno de ellos, August, sigue
la vocación del padre, que además debe ser el legado transmitido por
generaciones. Por decisión propia, se alista por su país en una guerra ajena, en
un territorio de mayoría musulmana. Durante una emboscada, asesina por error a
una mujer inocente y este hecho marca su vida. A su regreso a casa sufre de
estrés post traumático, el cual desemboca en esquizofrenia. El ocultar la
verdad de lo que pasó, por consejo del padre, lo lleva a su muerte. A partir de
este momento, el argumento gira alrededor del deceso de August.
La serie revela el abismo entre lo que se
proclama a través del libro sagrado y las vivencias cotidianas, a pesar de las
mejores intenciones de sus protagonistas. Las tentaciones humanas están allí,
presentes en los actos del día a día.
El pastor tiene sus propias ambiciones de
ascender como obispo, las cuales se frustran dado su férreo y agresivo
temperamento. El desengaño lo lleva a recaer en el alcoholismo con el que ha
convivido, pues tanto las mujeres como el alcohol han rondado su vida. La
soberbia ronda al padre y a su hijo August, pues al apegarse a la Fe en Dios, para quien todo es
posible, se le niega a éste cualquier tratamiento mental. La esposa de Johanes reacciona
a las
infidelidades de su esposo teniendo sus propios romances. El otro hijo,
Cristian, empieza a buscar su camino espiritual y tiene éxito convirtiendo sus
creencias en una fórmula comercial a la cual renuncia posteriormente cuando se
da cuenta de su banalidad.
Con la muerte de August se despiertan las
culpas al interior de la familia, y en la búsqueda de las razones, cada uno de
sus miembros va despejando el camino para su propia redención.
Johannes se
da cuenta de la carga que significó para él aceptar un padre que lo oprimió y
lo dirigió por el camino del sacerdocio. A pesar del amor por su oficio, él repitió
la historia con sus hijos. Elizabeth, la madre, se da cuenta que debido al esfuerzo
por contener a su marido no defendió suficientemente a sus hijos, especialmente
a August. Cristian se siente culpable porque subestimó la enfermedad de su hermano y empieza a comprender el
comportamiento de su padre, contra el cual mantenía una permanente rabia.
Alrededor de la familia Krogh se muestran los conflictos
de toda sociedad. La difícil convivencia de los cristianos con musulmanes,
con judíos y aún con quienes no tienen ninguna
religión. Las posiciones frente a las relaciones homosexuales, muchas veces
tratada como una enfermedad que requiere ser curada. La drogadicción, y su
dificultad para superarla. La eutanasia y la confrontación con los avances de
una medicina que busca prolongar la vida a cualquier costo. El perdón,
más difícil de aplicar para uno mismo que para los demás. Situaciones todas que
enfrentan visiones diferentes y se confrontan contra las creencias y valores
arraigados en la religión, la educación y la familia, pero que son presentadas
con honestidad y claridad.
Las conversaciones del capítulo final
constituyen un excelente epílogo. El reclamo que hace Elizabeth a su esposo,
Johanes, sobre el peso de callar las verdades al interior de su familia, lo cual
fue heredado de su padre; el desgaste de seguir peleando contra él por parte de
su hijo y su nuera. La conversación de
Cristian con su padre, donde le expresa su miedo y el de su hermano August, por
no llegar a ser tan competentes como él. El reconocimiento de que fue un padre
horrible pero también fue un padre fantástico, al cual siempre vieron como un
Dios.
Son estos matices de los personajes
construidos a lo largo de los capítulos, los que impiden clasificarlos entre
buenos o malos, el mayor logro de la serie. Todos tienen un lado oscuro, pero
también son capaces de las mayores entregas y sacrificios. Johanes encarna estas
contradicciones entre lo mejor y lo peor de un ser. Este personaje, interpretado de manera brillante por
Lars Mikkelsen, tiene tal presencia en la pantalla que nos hace sentir la
presión por él ejercida sobre su familia y su feligresía.
En conclusión, un buen retrato de la familia
y la sociedad, con excelentes actuaciones y una muy buena música que acompaño
los inicios y los fines de los capítulos.
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