domingo, 23 de abril de 2023

Dos películas sobre las energías limpias y su incidencia en España

 

Dos directores que han realizado películas de enorme sensibilidad y con temas de actualidad, incursionan esta vez sobre asuntos que exponen las consecuencias de la llegada de las energías limpias para las poblaciones comprometidas, que sin cuestionar el progreso y avance que significan, modifican el entorno de quienes allí viven. En un caso como el de “As Bestas” por la instalación de antenas eólicas, que convierten la energía cinética del viento en energía eléctrica y en el relacionado con “Alcarrás” mediante los paneles solares, que convierten la luz solar en electricidad. Cualquier cambio, así sea con el loable propósito de preservar el medio ambiente, de gran apoyo para la mayoría, trae contrariedades para otros.

Rodrigo Sorogoyen es un director y guionista nacido en Madrid en 1981 (42 años), reconocido por películas como “El reino”, una denuncia a la corrupción política en España, o “La madre”, sobre el sufrimiento de una mujer a causa de la desaparición de su hijo pequeño y su incansable búsqueda. Por “As Bestas” este director se hizo merecedor al premio Goya en 2023 a la mejor película.

Carla Simón por otro lado, también directora y guionista joven (36 años) nació en Barcelona y ha sido reconocida en sus dos largometrajes. Con uno de ellos, “Verano de 1993”, representó a su país en los premios Oscar haciendo un recuento de su propia infancia cuando perdió a sus padres a causa del sida y se fue a vivir con sus tíos al campo. El otro, “Alcarrás”, fue galardonado con el oso de oro de Berlín en 2022. Ambas películas fueron rodadas en catalán.

 

AS BESTAS (Las Bestias) *

Director: Rodrigo Sorogoyen

País: España

Año: 2022

Reparto: Luis Zahera, Denis Ménochet, Marina Fois, Diego Anida

Una pareja de franceses ha decidido dejar su país para vivir en el campo, en un pueblo de Galicia, España. Allí buscan reconstruir las casas que están dentro de su terreno, esperando que otras personas retornen al pueblo, el cual poco a poco ha sido abandonado.

El conflicto surge cuando inversionistas noruegos ofrecen comprar tierras en esta localidad para instalar antenas eólicas, debiendo para ello contar con la decisión unánime de sus habitantes. Antoine y Olga, la pareja de extranjeros, se oponen a este proyecto, al que consideran anti ecológico por la contaminación visual. Además, porque sus ahorros los destinaron en su totalidad a construir una vida tranquila allí.

Esta decisión causa indisposición en la comunidad, cuyos miembros también tienen aspiraciones distintas con la venta de su tierra. El director avanza con los diálogos para mostrar los puntos de vista de unos y otros y va creando una atmósfera cada vez más tensa, que anticipa el desenlace final.

Varias escenas a destacar. La del inicio de la película cuando se muestra el oficio de los aloitadores, cuya tradición consiste en una lucha cuerpo a cuerpo con caballos que viven en libertad, a quienes logran derribar tapándoles los ojos y forzándolos a caer agarrándoles la cola, con el propósito de raparlos, sanearlos y marcarlos. Esta escena magníficamente presentada en cámara lenta, la vemos reproducida posteriormente en la cinta, pero entre los hombres en conflicto que forcejean cuando se encuentran en el bosque. Otra escena interesante es la de la discusión en la taberna entre Antoine y su vecino Xan, su mayor opositor, cuando ambos dan a conocer su posición, defendiendo uno la convivencia con la naturaleza: “esta también es nuestra casa” y el otro reclamando su derecho a salir del lugar donde siente que enterró su vida: “llevas dos años aquí jugando a las granjas, yo llevo aquí 53 rompiéndome el lomo”. Así mismo es destacable el diálogo entre Antoine y Olga, su esposa, cuando ella le reclama si todo ese enfrentamiento que ha traído malestar a sus vidas está justificado.

Unos hermosos paisajes enmarcan las actuaciones destacadas de sus protagonistas, con un final dramático pero muy bien conducido cuando acompañamos a Olga en esa demostración de amor y lealtad en búsqueda de justicia y confrontando hasta su propia hija, quien le reclama por una lucha que considera estéril pero que terminará por entender.

*Rapa das Bestas es el nombre de una fiesta cultural que consiste en cortar las crines de los caballos que se realiza en los curros (recinto cerrado y con forma redonda), en Galicia.


ALCARRÁS

Directora: Carla Simón

País: España

Año: 2022

Reparto: Jordi Pujol, Albert Bosch, Xenia Roset, Anna Otín, Berta Pipó, Ainet Jounou

Una familia, los Solé, quien ha vivido por generaciones dedicada a cultivar la tierra ve alterada su rutina con la llegada a la población de Alcarrás (Cataluña) de las nuevas energías que se producen a través de los paneles solares, instalados en terrenos que antes estaban destinados a la agricultura.

En la finca viven los abuelos con su hijo Pinyol, la esposa de éste y sus 3 hijos, así como una hermana de Pinyol y su familia, cuya vida gira alrededor del cultivo de melocotones y de productos de pancoger.

La escena inicial sorprende a los niños pequeños quienes juegan al lado del lago y son alertados por el ruido de un bulldozer arrasando la tierra aledaña. Esta es una alarma más para Pinyol, quien es consciente del desarraigo que pronto tendrá su familia, dado que su padre tiene la propiedad solo de palabra, pues la escritura de la tierra nunca se firmó a su nombre. En efecto, había sido una promesa del dueño al abuelo Rogelio por haberlo protegido en los años de la guerra civil y salvado su vida escondiéndolo en el granero, pero que finalmente nunca concretó su escrituración.

La familia pretende seguir la vida normal que allí han tenido, pero se enfrentan aunque no lo quieran, a nuevas realidades. Las cosechas son pagadas a muy bajos precios en los supermercados, lo que es motivo de protestas entre los agricultores. Los recolectores, de quienes dependen para reunir su producto, son una población flotante de inmigrantes que no hablan el idioma, y quienes van de una finca a otra para conseguir su sustento. Los hijos adolescentes no pueden sustraerse a las tensiones pues ya entienden la problemática y sufren con la privación inminente de sus tierras. La hermana de Pinyol y su esposo han decidido aceptar la situación y empiezan a trabajar como obreros para la empresa de paneles. Todo ello genera conflictos entre los miembros de la familia de los que difícilmente pueden sustraerse.

La directora nos recrea paralelamente algunos momentos de relajación con escenas como las comidas familiares cuando todos tienen la ilusión de que pueden seguir juntos compartiendo su vida en el campo, o con las fiestas del pueblo, que reflejan las tradiciones propias del lugar de las que todos disfrutan.

En la medida en que se va haciendo inminente la salida de su tierra, se genera para Pinyol un estrés que no puede disimular y al cual también reaccionan sus hijos con actos de rebeldía. Pero poco se puede hacer para remediar esta situación. En la escena final, y sin hacer spoiler pues desde el inicio nos es anunciado el desenlace, la cámara recorre los rostros de cada uno de los miembros de la familia quienes miran con impotencia como sus cultivos terminan siendo arrasados para destinar la tierra a los nuevos proyectos.

Una película que retrata el enfrentamiento entre la tradición y el progreso a través del sentimiento nostálgico de una familia de campo que enfrenta la imposibilidad de luchar contra los nuevos tiempos.

 



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