Director: Alejandro
Landes
Año: 2019
País: Colombia
Protagonistas: Moisés Arias, Julianne Nicholson, Sofía Buenaventura,
Sneider Castro, Wilson Salazar
En esta película colombiana, del director
Colombo Ecuatoriano Alejandro Landes, la protagonista es la trama y el
calificativo para nombrarla es, tensión. Más que un papel que destaque a alguno
de los personajes, el corazón lo constituye la historia que se cuenta y lo más
destacable está en la forma de narrarla.
El guión refiere un episodio que ha sido
común en nuestro país (afortunadamente hoy en disminución), el secuestro, del
cual es víctima una extranjera y la custodia que ello implica para unos jóvenes
guerrilleros, cuyas historias no conocemos y a quienes solo identificamos por
sus apodos.
Haciendo visible lo que el secuestro
significa para quien lo padece, se muestra paralelamente el drama de unos
adolescentes, casi niños, pertenecientes a un grupo revolucionario. Los
secuestradores padecen las consecuencias del aislamiento y la soledad, las
mismas a las
cuales someten a sus víctimas. Y aunque la cinta no pretende poner a éstas y a sus victimarios en el
mismo plano, si nos muestra que ambos son prisioneros y que los
resultados del conflicto son devastadoras tanto para unos como para otros.
Los raptores entran en un proceso de
insensibilización progresiva, que empieza con el trato al secuestrado y
continúa con la agresividad entre ellos mismos. A falta de diversión,
buscan refugio en la promiscuidad sexual, el alcohol y el juego con sus armas.
Las escenas de los guerrilleros en sus fiestas nocturnas son muy impactantes
porque muestran una agresividad que busca ser canalizada. El trato con la
"doctora", así llaman a la víctima del secuestro, pone en evidencia la
desaparición de la persona como tal, la cual pasa a ser un objeto que debe
cuidarse, por el eventual pago que representa. Una vaca, que recobra gran
importancia al inicio de la película, resulta de mayor preocupación que la
misma secuestrada.
Uno a uno los personajes empiezan a sufrir
sus propios infiernos. La presión a la cual son sometidos los guerrilleros
desemboca en conflictos entre ellos y los lleva a pelear por el
liderazgo y a generar bandos en su interior. Las reglas empiezan a romperse y comienzan las
reclamaciones y las denuncias ante sus superiores. Las condiciones límites conducen
a estos jóvenes a tomar decisiones como el suicidio o la deserción.
Dos escenas muestran la lenta degradación en
la cual caen los personajes. Una es la de la cacería sobre Rambo, uno de los
guerrilleros que decide desertar, con un desenlace trágico sobre la pareja que
lo acogió, mostrando que en el conflicto no sólo sufren los bandos enfrentados,
sino también la población civil.
La otra escena es la lucha entre una de las secuestradas y la "doctora",
cuando ésta última decide escapar, y el acto brutal que es capaz de cometer para
defender su vida.
El mundo apartado en el cual se desarrolla
la película tiene elementos comunes con la novela "el señor de las moscas”, como
lo ha manifestado el director en algunas entrevistas. Como se describe en este
libro, unos adolescentes aislados de otros seres humanos, forman una comunidad
en la cual empiezan a crear sus propias reglas de convivencia y sus propios
liderazgos. Todas las emociones humanas salen a relucir cuando los ambientes se
tornan extremos y surge lo peor de cada uno en la lucha por la supervivencia.
Vale la pena mencionar el contraste que se
percibe durante toda la película, entre el ambiente de tensión en el cual viven
los personajes y la belleza del entorno, primero en el páramo y luego en la
selva. Las fotografías de los amaneceres y anocheceres en las montañas, la de
los ríos de gran caudal, la vegetación de la selva, son mostradas en toda su
dimensión. Estos escenarios exuberantes no pueden ser apreciados por la
secuestrada en su encierro, ni por los captores, debido al miedo y la zozobra que a todos
acompaña.
Desde el punto de vista técnico la película
tiene grandes aciertos: la fotografía, el sonido, las escenas en el agua y la
música que apoya todo el recorrido.
Monos nos presenta una historia del
conflicto en Colombia con una mirada puesta en la sicología de los personajes, más
que en las armas; en un ambiente de estrés, pero rodeados de un entorno natural
que, por contraste, debería invitar a la tranquilidad y a la
contemplación.
Del Director: Alejandro Landes nació en Sao Paulo, Brasil (1980),
es hijo de madre colombiana y padre ecuatoriano. Dirigió la película “Porfirio”
y el documental “Cocalero”.
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