Director: Guillermo del Toro
Año: 2017
País: Estados Unidos
Protagonistas:
Sally Hawkins, Doug Jones, Michael Shannon, Richard Jenkins, Octavia Spencer,
Michael Stuhlbarg.
¿Qué
decir de una película como la forma del agua, ganadora de premios en varios
festivales y nominada para los premios Óscar de 2018, en varias
categorías?
Primero, que genera una expectativa mayúscula la cual predispone a
encontrar una cinta especial. Segundo, un director como Guillermo del Toro con
películas como el laberinto del fauno, ha dejado su sello personal, por el
tema, la belleza de sus imágenes y la honestidad para abordar los argumentos.
Tercero, que, tal como es promocionada, se espera ver en "la forma del
agua", una relación de una mujer con un ser "inusual", por decir
lo menos, que despierta curiosidad e interés. El resultado, sin embargo,
después de ver la película, es agridulce y considero, no se compadece con el
apoyo y reconocimiento alcanzados.
Está ambientada en la década de los 60's en plena guerra fría entre Estados
Unidos y Rusia y logra un clima de la época en muchos de los recursos: la luz,
la música, la ciudad. El ritmo, no obstante, es tan irregular que solo se
rescatan buenos momentos a través de escenas muy bellas. En efecto, aquella del
baño de la protagonista, Elisa, quien es muda, con el animal anfibio en el baño
de su casa o la escena final, cuando la bestia huye con Elisa mar adentro,
quedan en nuestra mente. Igualmente, es significativo el homenaje a
películas musicales, en blanco y negro, a través de los extractos mostrados.
El desorden que surge en el interregno, al querer abarcar elementos
interesantes y que siguen siendo de actualidad como el machismo (en la relación
de su amiga Zelda con su esposo), el acoso laboral (del cual es objeto Elisa
con el jefe de seguridad), la discriminación gay (en el aislamiento de su
vecino y mejor amigo), no alcanza el logro de otras películas del Director que,
aunque mezclan la realidad y la fantasía, no pierden su propósito.
El tema parece repetir historias como la de la bella y la bestia o
la de King Kong, por la relación que surge entre una mujer y un animal (¿un
animal?) a quien se le despiertan sus
sentimientos, visto eso sí, con la mirada personal del Director quien, sin duda,
no tiene temor a arriesgarse con todos los aspectos de fábula y ficción.
La relación de dos seres relegados, la una por el abandono cuando
era niña y por su sordera y el otro por su naturaleza especial, de hombre-animal,
considerada objeto de adoración en los ríos de Suramérica, permite acercarse
a dos soledades que encuentran un espacio para compartir, pero que no acaba por
desarrollarse en la cinta.
Al final, nos quedan en la mente momentos memorables, pero sin
convencimiento sobre la forma en la cual se desenvuelve el argumento.