Director: Park Chan-Wook
Año: 2016
País: Corea del Sur
Protagonistas: Kim Min-Hee, Kim
Tae-Ri, Ha Jung-Woo, Cho Jin-Woong
Película Coreana ambientada en la década de
los 30, cuando Corea ha sido invadida por Japón; este hecho, marginalmente
tratado, sirve para entender la situación de la mujer en estos años y para
apreciar las diferenciaciones de clase entre ambos países en este período, pues
el tema central de la cinta podría ocurrir en cualquier lugar, en cualquier
momento. De hecho, su argumento está basado en el libro de la escritora
británica, Sara Waters, “falsa identidad”.
El ritmo, propio de las películas
orientales, lento y sutil, nos presenta una situación aparentemente
convencional, sobre la niña rica, de origen japonés, quien vive en una bella mansión
rodeada de jardines, y los servicios que recibe de la niña pobre, coreana, obligada
a trabajar desde joven en diversos oficios para sobrevivir; su narrativa, sin embargo,
tiene el cuidado de mostrar el punto de vista de sus protagonistas,
desarrollando la cinta en 3 secciones, manteniendo vivo nuestro interés.
El primero de los segmentos narra los hechos
desde la óptica de la doncella, Sookee, huérfana dedicada en sus inicios a los
hurtos pequeños, quien es enviada a trabajar en casa de una rica heredera a la
que debe engañar para que, junto con su cómplice, un estafador, puedan hacerse
a su herencia. Se evidencia la ambición y la envidia que produce ver el
contraste entre la opulencia y la pobreza. ¿Cómo puede mirarse sin rencor y sin deseo una vida donde
no hay limitaciones por parte de quien ha carecido de todo? Interesante
en esta primera parte el contraste entre la riqueza, pero con límites a la libertad,
y la pobreza, que crea barreras de todo tipo. La escenografía esta ricamente
representada en la mansión, los vestidos, las joyas.
El segundo segmento nos presenta la versión de
la heredera, la joven rica cuyo tutor, su tío, la ha explotado y la entrena
para que pueda deleitar a sus amigos a través de lecturas públicas, de carácter
erótico. Muy bella la escena donde aparece Hideko, la hermosa sobrina, lujosamente
vestida con el kimono, el peinado típico japonés, y su puesta en escena con la
entonación y el ambiente para deleitar al público masculino quien le escucha
ensimismado.
El tercer segmento muestra la relación que
lograron la dama y la doncella, Hideko y Sookee, quienes crean una relación de
complicidad, se confabulan para protegerse y logran engañar a los hombres de
las cuales son víctimas, huir y darse la libertad de tener un romance entre
ellas.
Las escenas de cama entre las dos mujeres
son muy eróticas y sensuales. La relación que establecen de comunicación y de amistad
resulta muy convincente por la actuación de ambas, con gran naturalidad. El final es un poco
fuerte y sobran las escenas de las torturas al estafador, las cuales quedan
fuera de contexto especialmente porque la cadencia con la cual se desarrollan
los acontecimientos, involucra ingredientes sexuales y eróticos, para nada
violentos. Incluso cuando Hideko hace la lectura de libros pornográficos, ante
los amigos de su tío, se nos muestra el lado artístico, del gusto por la
literatura y la pintura, aunque de por medio este la explotación de una joven.
Una película que se desenvuelve en una época
y en un entorno machista, donde los hombres están a cargo y toman todas las
decisiones, pero cuyo final queda en manos de dos mujeres que rompen las
cadenas y que por su decisión terminan definiendo los acontecimientos. Es este juego
en un ambiente misógino el que resulta cómico, pues los hombres, que
aparentemente tienen todo controlado, pasan de burladores a burlados. Por esta razón,
son las mujeres las verdaderas protagonistas.
Una cinta inteligente, llena de escenas
bellas, con un interesante argumento por las dimensiones que resultan de la
trama a través de la visión de sus personajes, la sensualidad como factor
presente, las actuaciones y sobre todo el ritmo que, aunque lento, nos mantiene
absortos
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