Director: Hirokazu Kore-eda
Año: 2016
País: Japón
Protagonistas: Hiroshi Abe, Yoko Maki, Kirin Kiki,
Satomi Kobayashi
Esta película es una larga conversación que
tiene lugar entre 3 personajes, una pareja, ya divorciada, y la madre del
protagonista. Lo que ocurre más allá de ellos, ya sea en sus relaciones con su
trabajo, con la hermana o con los amigos, resulta marginal.
El centro de los diálogos se desarrolla en
la casa materna de Ryota, el personaje principal, en el momento en que todos,
en compañía del hijo de la pareja, buscan refugio durante la noche, esperando
que pase un tifón. A
través de sus recuerdos, cada uno va develando las frustraciones, porque no se
consiguió lo soñado o porque no resultó como se imaginaron.
La abuela añoraba una vida distinta, la cual
no pudo tener pues lucho contra el vicio de su esposo, quien era
un jugador y siguió viviendo por 40 años en el mismo apartamento.
Ryota escribió un libro de éxito, pero
después de 15 años no ha creado nada nuevo; la cotidianidad lo tiene agobiado y
busca en el juego, al igual que su padre, un escape en un trabajo como
detective, que tampoco disfruta. El peso que arrastra de
su niñez por su relación con el padre, sale a flote, pues parece
estar repitiendo la historia y esto lo confronta con su
pequeño hijo.
Su ex-esposa siente que la felicidad no
llego con el matrimonio y ahora renuncia al amor por una relación de
conveniencia, que a su vez permita seguir cubriendo sus gastos. Las mujeres,
dice ella, pueden dejar más fácil el pasado, pues "pintan al óleo, no con
acuarela".
Los sueños de todos van quedando de lado y
el tiempo va pasando. Es como si todos se resignaran a una
situación con la cual no están satisfechos dejando de lado lo que realmente
quieren. Una frase se repite a lo largo de la cinta "¿Cómo ha podido mi
vida llegar a esto?". ¡Interesante reflexión!
A pesar de todo, no hay lugar a la desesperanza.
La abuela busca alargar los momentos de reunión con su familia y maximizar las horas de
tranquilidad, esforzándose por la comodidad de todos, con la preparación de sus
camas, de una buena cena, y buscando que puedan tener una conversación sin
reclamos. Se Trata de aprovechar el momento.
La complicidad entre las mujeres es
manifiesta: ellas aguantan las actitudes infantiles de los hombres, se
preocupan por el bienestar de los hijos y por el futuro de la familia.
La noche termina y la rueda de la vida
empieza a girar nuevamente, sin dar tregua, en una inercia que consume los días.
El momento más especial de la cinta se da en
la conversación entre la abuela y su hijo cuando este añora la presencia de su
padre y ella le contesta "echarle de menos ahora no va a hacerle
volver...hay que hablar con la gente cuando está viva".
La abuela sigue reflexionando sobre la
insatisfacción permanente que ve en su entorno y se pregunta: " Por qué los
hombres son incapaces de vivir en el presente? Si no se pierden en algo que
creen haber perdido, se pierden en sueños inalcanzables. No se puede disfrutar
la vida así." "No
se encuentra la felicidad hasta que se es capaz de desprenderse de ciertas
cosas ".
Unas actuaciones con un ritmo tranquilo, ya
que la película se concentra en los diálogos. Para destacar, a Kirin Kiki, en
el papel de la abuela, quien transmite gran credibilidad por su bondad y su simpleza. Esta actriz
es la misma de la película "una pastelería en Tokio". Así mismo, la
del protagonista, Hiroshi Abe, quien no consigue nuestra malquerencia, a pesar
de su errático comportamiento.
Sobre el director. Hirokasu Kore-eda nació
en Tokio en 1962. Quiso ser novelista, pero se dedicó al cine. Tiene una amplia
filmografía tanto de documentales como de películas, en las que debutó en 1995.
En su país destacan la influencia que tuvo de otro gran director, Yasujiro Ozu.
Es reconocido por reflejar la vida del Japón contemporáneo. Su estilo combina
el drama y la comedia. "Siempre he pensado que en los guiones es importante
compensar el drama con risas", manifestó en una entrevista.